Ramirez Asnar, Gabriel - El Cine de Griffith (pp 9-73).pdf

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GABRIEL RAMÍREZ
EL CINE DE
GRIFFITH
B
EDICIONES ERA, S. A. /
MÉXICO
Sobre los directores
En el pasado, los directores cinematográficos debían ser
trabajadores e ingeniosos. Rodeados de muy poca compren-
sión
y
escasos recursos técnicos, se esforzaban en obtener
resultados que con frecuencia nadie podía pronosticar.
Pero ellos se sentían felices de poder dirigir
y
agradecían
hasta el más leve estímulo.
Los directores del presente se parecen mucho a los del
pasado, aunque quizá se preocupen aún más
y
trabajen
hasta catorce horas diarias, colocando en su labor "Iadri-
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sobre ladrillo" de la mejor manera posible.
Para los' directores del futuro -permítasenos ver a lo
lejos- las posibilidades serán ilimitadas.
Contarán con la comprensión de todo
el
mundo
y
des-
de la pantalla silenciosa nos hablarán con
el
silencio del
trueno.
Porque el poder del director es tan portentoso como el
poder de la pantalla. Y es una desgracia que su arte sea
controlado por hombres torpes, erráticos.
, El poder de la pantalla es mucho mayor que el de cual-
quier otro instrumento.
Por eso los directores del futuro serán grandes pensa-
dores, en mucha mayor medida que hasta ahora. Por lo
tanto, requerirán de amplios conocimientos
y
deberán ser
capaces de comprender las ambiciones del mundo, sus ob-
jetivos, los sentimientos de la humanidad, los problemas
del genio.
Unirán la sabiduría de un maestro
y
la fuerza de un
Hércules. Las verdades del mundo estarán sugeridas temá-
ticamente por
el
arte del director.
A través de su poder de sugestión cubrirán inmensas
distancias. Viajarán por el corazón de los hombres. Enor-
mes multitudes se sentirán felices por el trabajo del direc-
tor.
Y él
también se sentirá feliz.
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Cuanto más lejos viajemos, más lejos podremos ir.
Libre de censura, el arte del director alcanzará límites
desconocidos, hasta ahora ni siquiera soñados.
Pero, restringido por la censura, su arte se debilitará.
David Wark Griffith
W1D'S Daily,24
de abril de 1921.
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1.
David Wark Griffith
Creo que la persona que más amé en la vida fue
mi padre. Quisiera saber si algo de mi le importó
en particular. Me veo
obligado
a dudarlo. Según
recuerdo,
nunca mostr6 a nadie sus sentimientos.
[ ... ]
Lo que hacía, ocasionalmente, era
poner
su
mano sobre
mi
cabeza y decirme:
"Hijo,
¿e6mo
estás hoy?" Este simple acto me parecfa una
es-
puie de extraordinario
_
milagro.
Griffith
La historia puede remontarse hasta los tiempos de un
prós-
pero sheriff del Condado de Somerset en el estado de
Maryland, alrededor de los años 1770-1780: Salathiel Grif•.
fithLProminente ciudadano que había luchado por la ins-
tauración de la joven república norteamericana, propieta..
río de inmensas tierras
y
padre de seis
hijos, Daniel
Weatherh}'-Griffith se llamaba
el
menor de ellos.
Años más tarde, Daniel Weatherby abandona su
resi
...
dencia en Charlestown,
J
efferson County, Virginia, poco
después de la muerte' de su segunda esposa. Se dirige al
oeste de Kentucky en compañía de su único hijo, Jacob.
Wark Griffith (nacido el 13 de octubre de 1819), a una
casa propiedad de su primera esposa, Margaret Wark.
En Kentucky, J,!-coh Wark estudia y practica la medi-
.cina,
la cual abandona para poder participar en.
la
guerra
contra
México,
en la que adquiere el ,grado
de capitán
después de haber tomado parte en las batallas de Buena-
vista y Saltillo bajo las órdenes del general Zachary Tay-
lor.
En 1848 se casa con Mary Perkins Oglesby, descendien-
°te de una ilustre familia virginiana, los Carter, con la que
tiene dos hijos (uno de ellos muere a los pocos meses de
edad) y dos hijas. En 1849, durante la Fiebre del Oro,
abandona su familia para escoltar un tren de Missouri a
California.
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